viernes, 9 de marzo de 2012

Pulgas tras el velo, Segundo acto

"Abro los ojos cuando cae la noche. Creo haber soñado que me ahogaba, pero la realidad era aún peor: la actuación comenzaba. Me liberan de los grilletes y me levantan tras patearme bajo la manta, me dan mi sombrero, mi espada, y mi querida máscara de porcelana. Hoy no quiero salir, creo que no me encuentro bien o quizás no quiero estar aquí, hasta que una sombra me dice "Ven" y toma mi mano con suavidad, como si fuese una calamidad.

Allí están todo ellos, no aplauden mi presencia, me desprecia la audiencia. El acto continúa con mis tristes palabras, aprendidas a lo largo de los años entre cuadros, libros y baladas, sabiendo que agradan a las ratas que no ven más allá de su nariz, que al igual que yo, olvidaron lo que es vivir. Paseo la mirada por la expectante grada que sólo observa mi reflejo, y entonces distingo dos luceros a lo lejos. No son luces, tampoco velas, son dos ojos que me observan, y entonces me detengo desbocado por la sorpresa de que alguien se haya fijado en mi rostro, que haya roto la cáscara y contemple lo que hay bajo la máscara. Observo mis manos, hasta hace un instante oscuras y sin talante alguno, ahora otra tonalidad es la que cobran, y las escondo de las sombras. Pero no he sido lo suficientemente rápido y me apartan con apremio, coartan mis pensamientos con sus gritos y me lanzan al pozo con los grillos. Mis manos vuelven a ser negras, y pienso que me gustaría rozar la Luna, al menos con una de ellas.

Los insectos cantan mi soledad mientras medito, y me quedo dormido perdiendo el hilo de mi esperanza. Quizás ésta noche sueñe con esos ojos. Quizás mañana amanezca y la realidad sea mejor que mi sueños. Eso es lo que deseo... solo eso"

Basado en la analogía de los relatos de Damián Astarte.

1 comentario:

  1. "Todos ven lo que aparentas, pocos aprecian lo que eres" -Maquiavelo-

    Los sueños pueden ser una forma de vida, tal vez más auténticos que lo tenemos como realidad en sí. No dejes de soñar con esos ojos que han sido capaces de ver más allá de las cuencas vacías de tu máscara, no todos los ojos se atreven a mirar así. Y quién sabe, tal vez algún día no despiertes de ese sueño... y se convierta en tu realidad.

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