jueves, 18 de agosto de 2011

Pulgas tras el velo

"Se alza el telón. No sé qué hago aquí, no me lo pregunto, prefiero limitarme a vivir lo que el escenario depara mientras me pongo mi máscara de porcelana. La gente no aplaude, ¿será por mi? prefiero no saberlo y mostrar qué hay detrás del velo junto a mis compañeros. Me empujan, soy demasiado pequeño, y cuando me doy cuenta en último plano me encuentro. Hay varias sombras a mi alrededor, prefiero estar con ellas, es lo mejor.

No entiendo la escena, me parece aburrida y creo que el público se irrita. Desenfundo y me adelanto, la actuación es pésima y me da un arrebato de alzar la exclamación de aquellos que no muestran admiración. Pero ellos me lo impiden, no se dan cuenta de que la obra tan obsoleta no es agradable. Peleo como puedo, todo es poco contra ellos, pero en el momento en el que mi máscara se desata de mi rostro, una sombra toma mi hombro y me empuja, me excluye de la obra. No vale la pena, dice, no es nuestro trabajo. ¿Acaso estoy destinado a caer tan bajo?

Observo las sombras y me parece que han cambiado. No son ellas, soy yo, todo es fruto de mi frustración. Mi rostro aún sigue embozado, aunque nadie se ha dado cuenta, sólo soy para ellos lo que sería cualquiera, aunque prefiero que no lo sepan. La obra termina y el público aplaude, aunque nosotros, las sombras, somos conscientes del fraude de los actores que, a pesar de que ganen, nos guardan rencores.

La gente se alza de sus toscos sillones, los actores se marchan, las sombras desaparecen, y yo... me gustaría que me viesen. Soy libre, no soy un mediocre actor, tampoco un espectador, y aunque las sombras me cobijan, sólo ando por donde mi destino elija. Retiro mi máscara de porcelana, ahora ya estoy vivo otra vez, tan sólo las sombras podrían verme diferente, no es él el de la obra, dirían. Bajo del escenario, quizás alguien pueda escucharme, quizás pueda ayudarme a no conventirme en eso que detesto, sólo una sombra... sólo eso."

Basado en la analogía de los relatos de Damián Astarte.

viernes, 12 de agosto de 2011

Vale, nos importa una mierda lo que dices, pero... ¿quién eres?

Me alegra que me hagas esa pregunta, tenía muchas ganas de dar riendo suelta a mi egocentrismo.

Nací en la noble villa de Aguilar de Campoo, en la provincia de Palencia, allá por Septiembre de finales de los 80. Puede que te suene su nombre por poseer la industria galletera más importante de España (de hecho, es más que probable que las galletas que comes todos los días en el desayuno provengan de allí). No sé si tuvo tiempos mejores o es que en mi infancia no percibía las carencias que tiene, pero lo cierto es que actualmente no pasa de ser un pueblo tranquilo, muy recomendable para pasar un par de semanas en verano, sobre todo si vives en un lugar donde hace mucho calor.

A los 13 años me mudé a Torrevieja, provincia de Alicante, lugar en el que vivo actualmente después de haber dado un par de vueltas por la vida. Ojalá pudiese recomendaros este lugar en alguna época del año, pero no quiero quedarme sin lectores. Resumiré diciendo que es un lugar peculiar.

Referente a mis estudios, no voy a presumir de tener únicamente el Graduado de E.S.O., pero tal y como está el patio, podría hacerlo. Me metí en Bachiller una vez finalizado lo anterior, pero apenas duré dos semanas, y comprendí que, en realidad, odiaba estudiar. Aprendiendo de mis errores como buen humano, opté por cursar un grado medio de Explotación de Sistemas Informáticos, el cuál sí conseguí acabar. No pasé del 4, mayormente debido a que no puedes dar una clase a un friki permitiendo que tenga su propio ordenador, y esperar que te atienda. Actualmente voy a estudiar idiomas, y es posible que vuelva a retomar este módulo ahora que mi pasión por los videojuegos se ha frenado un poco. Quizás cuando cumpla los 25 años intente meterme en la universidad (sí, soy un vago redomado).

Prefiero no hablar sobre mi triste experiencia laboral. Únicamente dejaré claro que la tengo.

En mi tiempo libre me dedico en gran parte a la escritura, que es para mi una de esas pasiones lo suficientemente importantes como para que nunca vayas a dedicarte a ello de manera profesional. Comencé escribiendo relatos cortos referidos a mis personajes en el videojuego Neverwinter Nights, y fue entonces cuando descubrí que me fascinaba la literatura medieval o medievo-fantástica. Quise ir un poco más allá y, junto con un buen amigo que conocí en este mismo videjuego, comenzamos una novela basada en la ambientación de Reinos Olvidados llamada El Orbe de Tymora, y más tarde comencé un anexo a ésta en solitario, Éowÿl, relatos de una sombra. Hasta ahora ninguna de ellas ha visto la luz terminada, pero guardo lo hecho con mucho cariño, y espero que algún día saque el tiempo y las ganas necesarias como para escribirle un final. Por otro lado, comencé o tengo ideas plasmadas de algunos libros que, menos uno, ninguno de ellos tiene que ver con este género literario. Entre ellos cuentan Creencias de un ateo: misantropía, Guía de la Dominación Mundial y Quimera. Por otro lado, estoy confeccionando, recurriendo a mis raíces frikis, 15M, el juego de rol. Creo que tiene una salida muy buena, y qué coño, me reiré un rato a la par que me emocionaré. Con gran orgullo finalizo el párrafo diciendo que con Koke Sada (un tío loco donde los haya, pero que escribe de puta madre) abriremos una revista digital llamada El Lobo Estepario. Espero que este ambicioso proyecto, lejos de ser un gran existazo (que oye, por qué no), consigamos llevar un poco más allá nuestra visión de la cultura.

En cuanto a gustos musicales se refiere, predomina sobre todo el power metal, aunque no hago ascos a otros géneros derivados del heavy (véanse mis pintas. Eso sí, ODIO que me llamen heavy). Poco más puedo resaltar sobre esto.

Y nada más por el momento. Me llamo Unai Rojo García, y no soy de izquierdas, es que es mi apellido.