Dicen que ese mismo hombre sueña flotar en las aguas negras del pozo de una lúgubre caverna. Sabe por qué está allí: tiene que buscar en el fondo de las sombras la razón de su vida. Le esperan seres monstruosos que él no ha visto nunca, pero sabe que le cortarán el paso. Se sumerge y lo intenta, pero cuando escucha el clamor de su sangre vuelve a ascender con apremio, esperando el momento exacto para volver a intentarlo. Y aguarda a la deriva de las ondas, feliz al creer que pronto saldrá de allí. Lo llamaban loco. Pero él tenía miedo.
Un día lo vi por una calle cualquiera. Me sonrió y me susurró con el viento "Tú no eres quien busco". "¿A quién buscas?" pregunté con curiosidad. "A aquel rostro que nunca ha aparecido en mis sueños, esa sonrisa tan especial que ni siquiera mi mente puede concebir".
Lo llamé loco. Pero él me respondió mientras se alejaba. "No quiero seguir sólo".
No creo que ese hombre tuviera tanto miedo en realidad, pues sólo con saber que la razón de su vida está en el fondo de las sombras y sumergirse en ellas denota una gran valentía, no todos son capaces de comprender eso y de aventurarse a ello.
ResponderEliminarTarde o temprano, las estancias se irán llenando para él, abrirá habitaciones anteriormente vacías y verá que se han ido llenando... de experiencias, de sonrisas, de caricias... ¿Estamos locos por anhelar algo más que no tropezar en este triste camino empedrado?
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