jueves, 24 de mayo de 2012

Pulgas tras el velo, Cuarto acto

Despierto con un precipitado cabeceo, escuchando el murmullo de las ratas que en la tenue luz aparecían, como si fueras gallinas de corral, anunciaban los buenos días. Lo que al principio me parecía un chirrido estridente ahora dibuja palabras en mi mente, los roedores hablan su lengua negra al amparo de las sombras, negociando con mi vida, su inteligencia me asombra. Pero más me sorprende la mía  propia cuando me pregunto de dónde aparecen, cómo se van, dónde amanecen y qué sueños en sus cabezas acontecen.


Me deslizo lentamente, escuchando el ruido de mi corazón retumbando en mi cabeza, predicando su muerte y recordando la belleza. Noto sus pequeños ojos en mi nuca, extrañados, meditabundos, viendo a un desamparado tan lejos de su mundo. Oigo pequeños pasos que se acercan hacia mí, me susurra bajo unas orejas alzadas y una expresión taimada. "No se te permite salir de aquí", exhala, "Ahora nos perteneces, serás el siguiente". Mi voz parece el vacío, "Quién eres, qué es este asilo". "Yo soy El Miedo, custodio tu corazón en nombre de las sombras que nunca te darán su perdón".


"Pero mi corazón no es suyo". Sorprendido, el roedor cierra un ojo, crítico, e intuyo que algún antojo se presenta y dirá en un grito. "Eso cambia las cosas, ¿quién es su dueño?" divertido, sus bigotes se erizan "¿No será sólo un sueño?" "Lo es", respondo, "Descubrí que existía tras el escenario. Pensaba que quien miraba desde abajo eran cuerpos vacíos, pero cuando vi sus luceros entendí que era yo la sombra" Risotadas llegaron a mis oídos "¿Sombra? Las sombras no tienen corazón, pero tú aún tienes una oportunidad, escucha con atención". 


"Mi poder llega lejos, mucho más allá que éste lóbrego hoyo. Vivo en el alma de los ancianos, espero a que los niños dejen su condición, y en gente como tú paseo, anido en vuestro interior. Pero también puedo llegar a ser justo y aunque tu corazón me inquieta, mi curiosidad me obliga a saber si alguien puede esperarte allí fuera. Enviaré tu mensaje al sueño de que hablas y si responde por ti serás libre, rendiré cuentas a las sombras y desaparecerás. Pero mientras aguardas la respuesta tu corazón será mío, y si nunca llega aceptarás ese destino".


"Busca dos luceros", dije sin pensar. "Entre el público los vi, allí estarán."


Basado en la analogía de los relatos de Damián Astarte.

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