domingo, 26 de junio de 2011

Hablemos de revolución

Tú. Sí, hablo contigo. Puede que nos conozcamos, puede que prefiramos creer eso, o puede que ni siquiera hayamos hablado nunca, pero estoy hablando de ti. Sé que no te has impresionado, ¿qué te impresiona de este mundo? Escoge la mejor postura, porque tengo algo que contarte.

Tú, que dejas que tu mente vague en un mar de corriente fuerte, y sin embargo sobrevives y continúas un camino que con valor has decidido tomar. Tú, que hace oídos sordos a recomendaciones que no velan por tu felicidad, sino por la de aquellos que pretenden absorberte en un agujero que nunca se mueve, que nada vale. Que nunca sacrificaste tus principios por una amistad o un amor, que velas por un pensamiento en peligro de extinción, por un estilo de vida o por un simple rayo de Sol al alba que, donde los demás ven la banalidad, tú dejas que resida tu felicidad.

Tú, guerrero de tu propio reino, de tu propia bandera. Rey y vasallo del castillo que en tantas batallas luchó en solitario. Que te levantaste tras cada derrota con nuevas heridas pero nunca hincaste tu rodilla, que cada triunfo sirvió para convencer a alguien, y cada pérdida para convencerte a ti mismo. Conquistar tu mente no es una opción, la muerte es innegociable.

Soy tu amigo incondicional. Soy tu aliado, tu apoyo, soy el que corre en tu camino. Nunca te defraudaré, tú eres mi esperanza, y la esperanza de un mundo que aún te desconoce. Ni el más fuerte de los vientos podrá apartarme de tu lado, ni el más profundo de los hoyos hará que mis ojos te pierdan.

Yo soy como tú.

Es hora de comenzar nuestro reinado. Adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario